Quién era Pancho Sierra – Eva Romero de Torres

PANCHO SIERRA AMABA LOS ANIMALES

SU ALEGRÍA ERA VIVIR EN CONTACTO CON LA NATURALEZA

(POR EVA ROMERO DE TORRES)

Ejerció su obra de bien por medio de sus maravillosas facultades curativas.

Desde su propio domicilio en la Estancia “El Porvenir’ realizaba verdaderos prodigios con curaciones milagrosas que sólo los que están dotados por el poder Divino de Dios lo pueden concretar.

Verdaderas multitudes acudían en busca de alivio para el cuerpo y el alma. La firmeza de sus palabras hacia brotar en los corazones la fe inquebrantable en Dios Todopoderoso y la esperanza surgía con la misma fuerza que nace el agua de una vertiente.

Tata Dios estaba en él y su espíritu le daba la claridad mental necesaria que sólo los “elegidos” poseen, por eso Pancho Sierra podía curar sin recetar absolutamente nada, su alma estaba iluminada por la gracia de Nuestro Creador.

Pancho Sierra amaba mucho a los animales y era un enamorado de la naturaleza; sólo así podemos comprender la limpieza espiritual que existe en los seres humanos: Dios está en todas las cosas que la naturaleza nos da; sólo que hay seres que no se detienen en observar las bellezas que nos rodean y que purifican nuestra alma.

Pancho Sierra vivía solo. La soledad es buena compañera cuando estamos en comunión con Dios y meditamos profundamente con nuestra conciencia, alguien que siempre nos ama y quien nos ama de verdad es Dios, por eso Pancho Sierra no estaba solo: él vivía en compañía del Señor, recorría su estancia con algunos perros, solía dialogar con un peón y con su ama de llaves, únicas personas que estaban con él.

“EL DOCTOR DEL AGUA FRÍA”

Se le llamó “El Doctor del Agua Fría” porque el agua fue el único elemento utilizado por Pancho Sierra para la curación. El agua purifica: Jesús fue bautizado también con agua del río Jordán, demostrándonos que podemos, por medio de la fe en Dios Todopoderoso, hacer que descienda sobre nuestra alma la Gracia del Espíritu Santo. Por eso Pancho Sierra, a través del agua y de la oración, llegaba junto a Tata Dios y aconsejaba a los creyentes beber tres sorbos de agua en ayunas, nombrando a Dios y al Espíritu Santo.

La profunda fe en Dios le abrió los caminos para hacer el bien, porque él cumplía con el mandamiento de amor que Dios nos ordenó: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”. Pancho Sierra siempre decía’ “Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán, porque la fe en Tata Dios es lo único positivo y verdadero…”.

Pancho Sierra, “El Doctor del Agua Fría”, les devolvía la fe a muchos seres que la habían perdido porque a veces la vida nos golpea sin piedad, pero él con sabias palabras que le dictaba “el Espíritu Santo” renovaba la fe perdida y sólo con una oración y un vaso de agua lograba sacarlos de la angustia y hacer que la voluntad y la esperanza se fortalecieran en esos seres, y así simplemente la fama de este gran hombre se fue extendiendo cada vez más y algunos lo tomaron como una leyenda, pero es historia verídica y aún existe la estancia “El Porvenir”, nombre quizás indicado por Dios; porque quienes se llegaron hasta allí recibieron su ayuda espiritual y también material.

PANCHO SIERRA, UN SER CARISMÁTICO

PANCHO SIERRA poseía el CARISMA DE LA CURACIÓN.

La palabra CARISMA en general significa “UN DON DE DIOS”. Los siete años que permaneció apartado de todo lo mundano, prácticamente encerrado en el altillo de la estancia “El Porvenir”, lo prepararon espiritualmente para el desarrollo espiritual que se necesita para recibir ese maravilloso DON que Dios otorga a los “elegidos” y a Pancho Sierra lo premió con el CARISMA de la CURACIÓN.

TATA DIOS le había brindado pues a Pancho Sierra lo más maravilloso que se pueda desear. Sin yuyos n brebajes, solamente con un vaso de agua y una oración o a veces imponiendo sus manos, logró en el instante milagrosas curaciones, hasta en casos que la ciencia había desahuciado; poseía también otro hermoso DON; el de la clarividencia, siendo un ser intuitivo, enérgico pero en el fondo de su corazón dejaba resaltar su gran sensibilidad y una profunda humanidad que demostraba en todos los momentos, sanando a los enfermos y practicando la caridad a manos llenas. De esta forma se sentía feliz, pues su alegría se basaba en ayudar al prójimo; su generosidad era tan grande y extraordinaria como fue su fama a través de los años y aún perdura y perdurará siempre.

De esta forma Pancho Sierra fortalecía su maravilloso espíritu. Su bondad era infinita: en los momentos en que el agotamiento -debido a tanta gente que venía a consultarlo- lo atacaba físicamente, jamás demostró abatimiento o cansancio en su dura Misión y a todos los creyentes atendía con una sonrisa y su voz potente resonaba en aquel patio de la estancia enseñando que la Fe lo puede todo.

También en su jornada de descanso solía cantar acompañándose con la guitarra con canciones compuestas por él mismo para Dios Todopoderoso, pues también cantando alabamos a Dios y de esta manera alejamos todo lo malo que se cruza en el camino, porque Dios quiere que sus hijos sean felices. Con la música y canciones elevamos nuestros pensamientos y nuestra alma hacia Dios por todos los días de vida que nos regala y la claridad con que nos enseña el camino hacia él. El canto también es una oración de gracias hacia Nuestro Creador y Pancho Sierra nos dejó el ejemplo para seguir entonando cantos de gloria para Tata Dios.

“EL RESERO DEL INFINITO”

Numerosos apodos lo coronaban a este sublime Gaucho Santo. Debemos pensar que se le llamó “El Resero del Infinito” porque su figura gauchesca se diferenciaba de los demás. La gente, con cariño y respeto, le buscaba estos nombres debido a su manera de ser sencilla y por su manera de vestir, pues él usaba su clásica bombacha de gabardina y le gustaba tomar mate amargo. De allí que su nombre se hizo popular pues todo criollo, resero o gaucho, como le suelen llamar algunas personas, no abandonan jamás su tradición y Pancho Sierra era un gaucho verdadero.

No sólo se diferenciaba por este motivo sino por el CARISMA de la curación y además poseía una gran atracción personal: sus rasgos perfectos hablaban de su estampa varonil.

Pancho Sierra era muy solitario, amaba la meditación y luego de su agotadora tarea, que terminaba casi al alba, se tomaba un día de descanso.

En el partido de Rojas muchas veces lo sorprendieron junto al río, a la sombra de un sauce llorón, en profunda meditación y contemplación, admirando la exquisita belleza de la naturaleza.

El verde de los árboles, el canto de los pájaros, el murmullo de las aguas del río que corre como llevando un mensaje de amor y de paz y aquel aire puro acariciando su rostro, el pleno contacto con la naturaleza, lo transportaban quizás a zonas ignoradas por nosotros pero que para él tal vez era un lugar donde se reencontraba con su querida Nemesia y compartían esa paz y ese silencio. Todo aquello para él significaba tranquilidad, serenidad en su alma y también lo desintoxicaba espiritualmente.

Pancho Sierra fue la figura del amor personificado en sus obras, porque “CARIDAD” sin obras no tiene méritos. Por eso Dios lo premió con el CARISMA DE LA CURACIÓN, que es lo más bello que puede poseer una persona.Pancho Sierra está junto a Dios y desde allí nos ayuda con la misma bondad e intercediendo en nuestros pedidos. El Gaucho Santo de Pergamino siempre será recordado por toda la humanidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *